Perfil
Hay que volar tres horas desde Santiago para remontar los tres mil kilómetros que separan a la capital de Chile de Punta Arenas, la principal ciudad de la Patagonia austral. Con 130 mil habitantes y fundada en el año 1848, se ha convertido en el principal referente y puerta de entrada de la maravillosa naturaleza que contiene la región de Magallanes y que llena postales y páginas de internet.
Punta Arenas confronta hacia el sur al Estrecho de Magallanes, brazo de agua marina que la separa de la gran isla binacional de Tierra del Fuego. El Estrecho es visible desde gran parte del tejido urbano de esta ciudad que se ha disgregado sobre suaves lomajes. Nació como gran puerto del único paso que había en el siglo XIX entre los océanos Pacífico y Atlántico, sin embargo, el territorio estuvo poblado por habitantes originarios como selk´nam, yaganes, tehuelches y kawésqar.
La llegada de chilenos y europeos, coincidió con el uso de sus llanuras para el desarrollo del ganado ovino. Las ovejas aún son una de las actividades económicas que le dan sustento a la región y que, durante casi un siglo, permitió una bonanza económica visible en los bellos edificios neoclásicos que se ubican en el centro de Punta Arenas.
La capital de Magallanes tiene un aeropuerto internacional, transbordadores que la conectan a Tierra del Fuego, un centro de esquí con vista al mar, islas con miles de pingüinos residentes, una zona comercial libre de impuestos y conexión en menos de tres horas al afamado Parque Nacional Torres del Paine.
¿Qué comer ?
La principal ciudad de la región de Magallanes tiene un clima frío todo el año y eso ha determinado, en gran parte, la relación que tienen los puntarenenses con la comida. Platos abundantes provistos de cordero o centolla, principalmente, se transforman en los embajadores de la gastronomía patagónica.
Punta Arenas es una ciudad con fuertes raíces chilotas que han dejado como herencia entre sus habitantes el agasajar a los foráneos con platos enjundiosos, provistos de combinaciones de mariscos y carnes como los ya muy afamados curantos chilotes. Sin embargo la cocina magallánica se formó con diversas influencias, todas a partir de las corrientes migratorias que poblaron la Patagonia, como la croata o italiana.
Uno de los platillos más codiciados por los turistas son las centollas. Este crustáceo de ocho patas vive en los gélidos canales patagónicos, entre los 150 a 600 metros de profundidad. Su captura, que ocurre sólo por cinco meses al año, hace que los pescadores desafíen inclemencias climáticas sumamente adversas y pareciera, al probar la carne de la centolla, que todo ese esfuerzo valga la pena. Comer centolla en Punta Arenas es caro, pero ello, una vez más, vale la inversión.
La otra gran preparación magallánica es el cordero asado al palo, tradición que cruza la Patagonia, tanto chilena como argentina. Esta modalidad de asar carne es propia del campo y creada por los ovejeros o gauchos que pastorean enormes piños ovinos. Se trata de colocar el animal entero en una cruz de madera o fierro y se asa lentamente a leña. En los restaurantes, si no tienes la posibilidad de probarla en la propia pampa, se ofrece de manera regular o en las grandes fiestas de los poblados de la Patagonia.
El Pacífico también provee el róbalo y la merluza austral, ambas preparadas a la mantequilla, al horno o fritas. El punto principal para probar todos estos platillos es el renovado Mercado Municipal de Punta Arenas, abierto entre las 9 y 18 horas, con varios locales y una atención esmerada.
Pero si se trata de tradiciones realmente locales hay que experimentar el choripán, el tradicional pan con longaniza asada, pero que se acompaña con… ¡leche con plátano! Sí, leche y plátano en un mix con este sándwich. Gustos patagónicos.
Lo que sí hay que comer, si se quiere volver –y tal como la tradición manda acá- es el calafate. Este fruto de color morado-azulado, crece en un arbusto espinoso y se puede probar de diversas maneras: desde fresco recién cortado de la mata hasta en preparaciones compuestas como cervezas, mermeladas, kuchenes y un variado etcétera que te permitirán probar su agradable sabor y, si crees en lo que dicen los locales, volver a Patagonia. No se pierde nada con intentarlo, este territorio da para volver cien veces.
Mapa
Lo sentimos, no se encontraron registros. Ajusta tus criterios de búsqueda y vuelve a intentarlo.
Lo sentimos, no se ha podido cargar la API de Mapas.
Valoraciones
Los comentarios están cerrados.