Este pueblo de la región del Libertador O´Higgins tiene un inmenso patio natural que la ha hecho famosa, sobre todo por la calidad mundial de su oleaje y el surf. Pero no es la única opción para explorar el ecosistema de la zona.
Desde hace más de cuatro décadas que el surf apareció en Pichilemu y no se fue más. Deportistas norteamericanos descubrieron que las olas de este punto de Chile, tenían un potencial ilimitado y, como en una avalancha, el prestigio del lugar ha subido y ya es considerada como la capital del surf en el país.
Sólo Surf
Con viajeros provenientes de todas partes del mundo, competiciones permanentes, es el sector de “Punta de Lobos”, ubicado 6 kilómetros al sur del poblado, el principal spot de toda esta zona. Punta de Lobos es un bello islote que crea olas izquierdas con alturas superiores a los 2, 5 y hasta los 6 metros y que se deslizan, ininterrumpidas, por más de un kilómetro. Acá también es dónde se desarrolla, una vez al año, una fecha del campeonato mundial de Olas Gigantes. Es un punto escénico, pero sólo para expertos o gente muy valiente.
Para novicios, el sector recomendado es “La Puntilla”, justo frente al Parque Ross, en pleno centro de la ciudad. Con olas de entre uno y cuatro metros, también de sentido izquierdo y con casi mil metros de largo, es ideal para aprender.
El punto intermedio está a 500 metros de distancia en “El Infiernillo”. Aunque el nombre es un poco aterrador, la experiencia requerida para aventurarse en esta intensa ola izquierda: Lo ideal es deslizarse cuando miden más de dos metros.
Pichilemu cuenta con una serie de escuelas, clases e implementos para arriendo de todos los que quieren aprender el arte de fluir con las olas.
Kayak
Los deportes náuticos se extienden a una serie de lagunas que tiene en los poblados cercanos. En la laguna de Cáhuil, se efectúan paseos de 4 horas en kayaks de travesía en los que se pueden observar pequeños bosques nativos y a una serie de aves: patos, garzas, cisnes coscoroba o de cuello negro y taguas, entre otros.
Stand Up Paddle
En la misma laguna Cáhuil se efectúan clases y expediciones de SUP. El Stand Up Paddle, ese deporte que rememora los viajes en pie sobre canoas (pero ahora del siglo XXI), se aprende rápido. Bastan dos horas para dominar las principales técnicas y lograr completa autonomía. Con un poco de suerte se termina, unos días después, deslizándose en una ola al igual que los surfistas.
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