Desde Coyhaique, la capital de la región de Aysén, la Carretera Austral ofrece un viaje hacia el sur llena de espléndidos sectores de montañas y bosques, junto a pequeños lagos, torrentosos ríos y quebradas que van descendiendo hasta llegar al enorme lago General Carrera, el más grande del país y compartida en su vertiente más oriental con Argentina.
El lago General Carrera es un coloso que palpita en la ruta que lleva hasta Cochrane. Durante el recorrido hay pocas paradas que tengan algo de urbanidad como Cerro Castillo –vecina al parque nacional homónimo y con excelentes trekkings cordilleranos- en donde es posible encontrar buenos sitios para comer o dormir y recorrer con mayor tranquilidad esta nueva meca de las caminatas y escalada en Patagonia.
Sin embargo, es 100 kilómetros más al sur en que la Carretera Austral desciende hacia la ribera norte del lago General Carrera, con una superficie de 1850 km2. Es en el sector de Bahía Murta, pequeña villa ribereña, que la ruta se vuelve más escénica al dejar en manifiesto la grandiosidad de esta cuenca lacustre. Llamada como “Chelenco” por los habitantes originarios tehuelches, su nombre significa “aguas tempestuosas”.
El lago es el gran atractivo de esta zona de la Carretera Austral en que se abren grandes panorámicas hacia el oriente con montañas nevadas y bosques. Son 223 kilómetros totales desde Coyhaique –unas 5 a 6 horas en automóvil- hasta arribar al poblado de Puerto Río Tranquilo el centro de operaciones y lugar predilecto de los viajeros para conocer las Catedrales de Mármol. La villa de trescientas personas que viven en paz durante todo el año, en verano sufre las consecuencias de la fama. Su población flotante se ha multiplicado tanto al punto de ya no tener más reservas hoteleras y que los pocos restaurantes que se ubican en el pueblito pasen llenos.
El Santuario de Mármol
Las catedrales, grandes islotes pétreos que se yerguen sobre la superficie del lago General Carrera, fueron declaradas como Santuario de la Naturaleza en 1994 y en conjunto con la capilla de mármol y la caverna de mármol, forman un área protegida de más de 50 hectáreas.
Erosionadas durante miles de años por la actividad de las aguas del lago, es carbonato de calcio lo que compone las paredes de estos monumentos de piedra a los que se puede llegar mediante una navegación en lancha que dura alrededor de 40 minutos hasta que se arriba a la zona. En general durante este viaje –cuyos tickets se pueden adquirir en los locales de turismo de la costanera de Tranquilo- es común quedar completamente mojados. Ojo con ello.
Las formaciones rocosas se instalan en un área en que el agua del General Carrera se vuelve turquesa. Las mini islas parecieran un queso roquefort que se llena de hoyos y ventanas, en donde la claridad del agua permite ver las formas curvas de las paredes bajo la línea de flotación.
Los boteros se internan en algunas de estas formaciones, pudiendo verse por dentro su composición y colorido. La claridad del entorno realza la belleza de las formas con que han sido esculpidas las paredes de piedra y que ahora lucen un color blanquecino con varias vetas de tonalidades más oscuras. Pareciera que el interior hubiera estado esculpido por una mano invisible.
Generalmente los recorridos se dirigen a tres puntos de islotes, que están en una distancia máxima de 300 metros de longitud, en donde las lanchas se pasean. Las más pequeñas son nominadas como las “capillas” y la “catedral”, por tanto, es la isla más grande.
La Catedral está cubierta de vegetación en su cima. Estar dentro es como estar en una casa acuática con bellas ventanas semicirculares. La vista desde el interior es impagable: las montañas nevadas andinas se elevan majestuosas y vírgenes sobre el lago más grande de Chile. Este paseo es para medio día, pero desde Puerto Río Tranquilo se abren un par de opciones de viaje más.
Hacia Exploradores
La ruta que se inicia hacia el oeste de Tranquilo se interna hacia Bahía Exploradores, el punto más cercano al Parque Nacional Laguna San Rafael. La ruta apenas se inicia sorprende con una parada en el cementerio de Puerto Río Tranquilo, en la que yacen los restos mortales de los primeros colonos que llegaron hace poco más de un siglo a esta zona. La característica fundamental de este campo santo la tienen sus mausoleos que están representados por pequeñas casonas, a escala, de estilo chilote.
Este desvío de la Carretera Austral se interna entre enormes bosques de coigües y lengas, montañas con glaciares que cuelgan mientras desde su congelada composición varias cascadas van descendiendo con aguas puras hasta los cauces de los ríos. Una de ellas es la cascada de la Nutria, a la que se llega luego de traspasar la ribera del lago Tranquilo, y que se precipita, fría, veloz y furiosa. Es el anticipo de los hermosos paisajes que entrega, una hora de viaje después, el valle de Exploradores, poseedor de las mejores panorámicas sobre el Monte San Valentín que, con sus 4058 metros de altura, es el más alto de Patagonia.
El enorme glaciar Exploradores, se ve como una gran lengua de hielo que antecede a la gigantesca masa fría y alba denominada como Campos de Hielo, el tercer reservorio de agua dulce en el mundo. Para poder conocerlo en profundidad hay que traspasar la portería del Parque Exploradores, área privada protegida que desde hace varios años se ha dedicado a la conservación y exploración de esta aislada zona.
Posee un sendero que lleva hacia el glaciar, mientras el paisaje sigue haciéndose omnipresente y ofreciendo bellas vistas sobre los lagos Tranquilo y Bayo, además de la cordillera circundante en que los ventisqueros cuelgan y se van convirtiendo su agua en largas cascadas.
El tramo que separa la visión del glaciar es corto, pero en ascenso constante. Los 800 metros de distancia se convierten en un profundo paso por el bosque originario para pasar a transitar, enseguida, un trecho de morrena. En unos veinte minutos más aparecen las montañas y el manto blanco que es el glaciar Exploradores y que desciende desde el monte San Valentín.
El glaciar tiene una longitud de 23 kilómetros y un ancho de apenas tres. A pesar de que algunas zonas están tapadas con tierra, se alcanza a divisar bastante del color blanco azulino que poseen estas formaciones. La panorámica, si el tiempo lo permite, da para quedarse por varios minutos en el mirador. Basta una vuelta de 360º para determinar la perfecta soledad en que se encuentra este lugar. La perfección natural de esta latitud aún se mantiene firme. El ser humano recién entra y los pocos que han venido, mantienen ese respeto primitivo.
Valle Los Leones
La Carretera Austral hacia el sur de Puerto Río Tranquilo se encamina hacia el pueblito que se ubica en la ribera más al sur del General Carrera: Puerto Guadal. A mitad de camino se encuentra – a unos 30 km y bien señalizado- el desvío que inicia el recorrido hacia el Lago Leones, otro de los puntos en que se puede observar cara a cara el inicio de la zona de Campos de Hielo Norte.
El trekking que se encamina hacia el oeste, dura varias horas –al menos siete ida y vuelta- por este valle de origen glaciar con especies vegetales predominantes como la lenga y ñirre, representantes del bosque caducifolio de Aysén, vale decir que durante algunas temporadas en el año pierden sus hojas. A ellas se suman notros, chilcos, calafates, chauras, pillo pillo, mañíos, coihues y canelos, entre los que cantan distintos tipos de aves como el fío-fío (Elaenia albiceps) que hace exactamente el mismo sonido con que está bautizado y las bandurrias o teros (Theristicus melanosis), emblemas de la Patagonia.
Enormes rocas, provenientes de un aluvión de 1999, dan una impresión de que somos miniaturas en los dominios naturales: la caminata llega al lago Leones que se enfrenta a un ventisquero homónimo de un kilómetro de largo. La desembocadura del lago se transforma en el río Leones de color mármol lechoso y que se junta con el río Fiero, azulísimo, creando todo un espectáculo visual y cromático que contrasta con los hielos, el cielo y bosques.
Los rincones que tiene la cuenca del Lago General Carrera recién se van descubriendo. Puerto Guadal encierra otros atractivos como el Lago Bertrand o el Lago Plomo, junto a unos hoteles turísticos de gran belleza y estilo. Además, se puede avanzar hacia el oriente rumbo a Chile Chico, ciudad fronteriza con Argentina, que posee un microclima propio y desde donde se puede tomar una barcaza que cruza todo el lago General Carrera rumbo a Puerto Ibáñez, en la parte más septentrional de todo este sector.
Viajes ideales para un sur menos conocido y mucho más salvaje.
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